El nuevo niño prodigio

Un prodigio de las matemáticas de nueve años, March Boedihardjo, ha sido aceptado por la Universidad Baptista de Hong Kong y se convertirá en el universitario más joven de la ex colonia británica, según ha informado la prensa local.

«Tomamos la decisión tras dos meses de discusiones entre varios departamentos de la universidad y los padres de March», ha declarado el presidente en funciones de la institución, Franklin Lu, citado por la agencia estatal, Xinhua.

La universidad ha diseñado un curso especial de cinco años para March que le dará, cuando lo termine, una licenciatura en Matemáticas y un máster en Filosofía.

De ascendencia china e indonesia, pero nacido y criado en Hong Kong, March, que estudió dos años en un centro especial en Oxford (Inglaterra), ha declarado que se sentía «muy bien» por la admisión y sólo temió que a partir de ahora se convierta en presa de los medios de comunicación.

«Cuando estaba en Oxford, todos mis compañeros tenían más de 18 años y discutíamos a menudo sobre problemas matemáticos. Creo que no tendré problemas para comunicarme con la gente mayor que yo», ha afirmado el joven genio.

Según Tong Chong-sze, decano de la Facultad de Ciencias, durante las pruebas de ingreso el niño mostró una «exactitud» en matemáticas poco habitual entre los estudiantes universitarios, ha publicado el diario de Hong Kong ‘South China Morning Post’.

Cuando los caminos se separan

Cuando los Caminos se Separan

Otra vez vuelve a pasar, cuando creía que no tendría que pasar mas por esto vuelve pasar. Esto me da que pensar que no conozco tanto como me gustaría, pero voy descubriendo despacito pero sin pausa alguna. Aunque menudo iluso de mí si pretendía no tener que afrontar algunas perdidas de nuevo. Pero es que cada vez que me pasa esto me deja con un estado de frustración bastante decente, a mí que siempre me había gustado tener bajo control todos los aspectos de mi vida que fueran posibles.

Resulta que después de todo la vida esta plagada de senderos, por llamarlo de alguna manera, los cuales no podemos ver ni palpar de ninguna forma, pero ahí están. Cada uno tenemos los nuestros, al igual que también tenemos una forma de caminar por ellos. Hay gente a la que le gusta disfrutar del paseo y caminan despacio para aprovechar al máximo la experiencia. Por otro lado, hay para quien los senderos son solo un lugar por el que pasar fugazmente y a tanto llega este pensamiento que también hay personas que los recorren a gran velocidad con el animo de ver cuanto más mejor. Si nos paramos a pensar un poco en esto, resulta que es más interesante de lo que parece a simple vista y desde luego más difícil de entender, o al menos a mí me lo parece. Había estado pensando prácticamente desde siempre que estos caminos eran las partes aparatosas de nuestros objetivos (una especie de pasos previos que tenemos que hacer a la fuerza, por que nadie regala nada a fin de cuentas), y por lo tanto no podía haber nada en este mundo que fuese más nuestro que el sendero que seguimos. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que igual que hay muchas personas con un objetivo en común, también hay muchos caminos comunes a diferentes personas. Y siguiendo un poco con la metáfora de los caminos, ¿si una pequeña ruta se vuelve mas transitada con el tiempo no se incrementa su dimensión para hacerla más fácil de transitar? Acabaría así siendo una carretera para que más de uno pudiese ir sin quejas y con tranquilidad, cada uno a su ritmo.

Afortunadamente hasta el año pasado siempre había circulado por estas carretera de objetivos con mis conocidos, e incluso tuve la misma suerte de ir a la misma velocidad que ellos. Pero de repente un día me salí por la cuneta, me quede tumbado en el suelo observando lo cruel y frustrante que puede ser el mero hecho de quedarte aparcado a un lado viendo como los demás avanzan. Ahora sé que nuestras carreteras podrán cruzarse o pasar cerca, quizás en una intersección o en un puente volvamos a tener el mismo sentido durante un breve lapsus de tiempo, pero la dirección no será la misma nunca mas, y menos aun nuestros destinos. Gracias a los pequeños imprevistos que ofrece la vida comprendí (o almenos algo mas de lo que ya sabia) la importancia de tener nuestros objetivos y perseguirlos a nuestra manera, que aunque esto lo pasemos por alto en el día a día es lo que más echamos de menos cuando nos privan de ellos.

El tiempo siguió fluyendo y más rápidamente de lo que me imaginaba encontré un nuevo camino, el cual también se acabó por convertir en una carretera. Pero este era diferente y tenia mas sorpresas desde luego. No sé que había pasado al salirme de mi antigua carretera el año anterior pero creo que gracias a eso ahora podía ver el final de la nueva carretera, o como mínimo podía imaginármela con mucha claridad. Teniendo ahora el objetivo tan a mi alcance no iba a estropearlo queriendo ir demasiado rápido. Y así, como pensaba que iba a ser, fue. Mi camino terminó y al final de él solo había una ilusión de satisfacción, ¿o era real después de todo? Si lo era también era pasajera. Por que resulta que una vez llegados a ese punto en apariencia final solo queda la elección. Si, algo que yo no sabia y que desde luego no me esperaba. No era el final aun, pero claro, ¿cómo iba a serlo? Ni siquiera había conseguido los objetivos que pensaba que buscaba aun y ahora el camino se separaba. Una bifurcación que separaba mi carretera, en la que tan conforme había estado, en pequeños e innumerables caminos. Cualquiera podía ser bueno, cualquiera podría hacerme feliz, pero cualquiera de ellos me separaría de nuevo de la gente que circulaba en mi carretera.

Esta metáfora de las carreteras creo que ayudará a entender mejor lo que pretendo expresar y además no esta carente de cierto humor amargo. Me refiero a que las elecciones deben tomarse apenas sin parar a pensar, por que nuestra vida y la circulación de nuestras carreteras no va a pararse por un individuo. Somos actores con papeles secundarios en el pasado pero tenemos el papel principal en el presente. Siendo así, prácticamente no tenemos opción, o continuamos con nuestros caminos hasta llegar a las elecciones o simplemente salimos de ellos. Pero esto me despierta dos preguntas, ¿cómo vivir una vida carente de objetivos si decidimos caminar fuera de los caminos? ¿Que sentido tienen los caminos después de todo si cada objetivo alcanzado abre nuevas elecciones que casi con total seguridad nos alejaran de nuestras amistades?